Juzgan en Monte Chingolo al hombre que las mató, enterró y limpió la escena
El imputado, Abel Alejandro Romero Lugo de 27 años, fue citado al tribunal por el delito de «doble homicidio agravado por alevosía y por el vínculo mediando violencia de género», ocurrido en abril de 2020. «Pedimos que se hagan cumplir las leyes», dijeron familiares.
El principal acusado de asesinar y enterrar en los fondos de una casa de la localidad bonaerense de Monte Chingolo a una mujer y a su hija de 7 años en abril de 2020, cuando regía el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia de coronavirus, comenzará a ser juzgado el próximo lunes en los tribunales de Lomas de Zamora por el doble femicidio.
El debate comenzará a las 8 en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, ubicado en el cruce del camino Presidente Perón y Alberto Larroque, en la localidad de Villa Centenario, del mencionado partido de la zona sur del conurbano, informaron fuentes judiciales.
El imputado es Abel Alejandro Romero Lugo (27), quien será juzgado por el delito de «doble homicidio agravado por alevosía y por el vínculo mediando violencia de género», en perjuicio de su pareja, Cristina Beatriz Iglesias, y de la hija de ella, Ada Antonia Iglesias (7), por lo que de ser hallado culpable recibirá la pena de prisión perpetua.
Los voceros dijeron que se estima que el debate oral, encabezado por la jueza Mariela Gianina Aprile, se desarrolle a lo largo de tres jornadas.
El abogado Mariano Lizardo y su colega Paula Ojeda – especialista en delitos de género-, serán quienes actúen como querellantes en representación de los familiares de las víctimas, mientras que la fiscal de juicio será Leila Selem.
El Ministerio de Justicia de la Nación tomará también intervención en el debate oral, ya que designó veedores para que asistan y garanticen el correcto seguimiento del juicio, informó a Télam el abogado Lizardo.
Dichos veedores son parte del Programa Nacional de Lucha contra la Impunidad dependiente de la Dirección Nacional de Asistencia a Víctimas, dentro de la órbita de la Subsecretaria de Acceso a la Justicia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Por su parte, Fernando Iglesias, hermano de Cristina y tío de Ada, aseguró a Télam que el doble femicidio se trató «de un crimen de odio» y que de la forma en que Romero Lugo las mató «fue con suma alevosía», aprovechando el estado de indefensión de ambas mujeres.
«Pido que se aplique todo el peso de la ley sobre esta persona que cometió un delito aberrante. Hay leyes nuevas que hay que empezar a implementar como, por ejemplo, la de femicidio. Y tiene que ser una condena efectiva porque cuándo ésta persona (por Romero Lugo) tenga posibilidad de salir antes de que cumpla su condena, es un peligro para mi familia», afirmó.
Y reiteró: «Pedimos que las leyes que están se hagan cumplir como corresponde.»
Cristina y su hija Ada fueron dos de las casi 300 víctimas de femicidio que se registraron durante el 2020 en todo el país, según un informe del Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo.
El doble femicidio ocurrió el 25 de marzo de 2020 -a cinco días de iniciado el ASPO por la pandemia de coronavirus-, y fue descubierto dos días después en una casa de la calle Domingo Punta 4064, de Monte Chingolo, en el sur del conurbano.
Para el esclarecimiento fue clave el trabajo realizado por la División Canes de la Secretaría de Seguridad del municipio bonaerense de Escobar, cuyo perro Bruno, un Weimaraner considerado por varios investigadores judiciales como «el Messi de los perros» por su actuación en casos resonantes, incriminó al sospechoso en el hecho.
Otro de los canes, Max, fue finalmente quien marcó el lugar donde estaban enterrados los cadáveres en el fondo de la vivienda.
El hecho
Según los forenses que trabajaron en el lugar, Cristina fue degollada en el marco de una pelea, mientras que su hija recibió cortes en el cuello, para lo cual el agresor aprovechó la «condición de vulnerabilidad e indefensión de la víctima, derivada en su diferencia física y de fuerza», consta en el requerimiento fiscal.
Romero Lugo, quien era pareja de Cristina al momento del hecho, fue detenido dos días después y, tras inventar una coartada, terminó confesando el doble femicidio.
En la elevación a juicio -a la que tuvo acceso Télam-, el fiscal Jorge Grieco reseñó que en una declaración informal ante la policía el imputado acusó a un conocido suyo que le vendía marihuana para consumir y realizó relatos «telenovelescos e inverosímiles en los que, increíblemente, resultaba una víctima que obraba coercionado en aras de permanecer vivo».
Finalmente, en su declaración judicial confesó el crimen y dijo que asesinó a su novia cuando consumían pastillas y alcohol y que luego mató a la niña, tras lo cual cavó el pozo en el fondo de la casa y enterró los cuerpos.
La investigación
Los investigadores determinaron que el imputado «limpió con gran dedicación la escena principal (interior de la casa), lavando la sangre, girando uno de los colchones a fin que no sea visible el rastro hemático, lavando incluso en el lavarropas un oso de peluche y ropa de cama».
Además, para los pesquisas Romero Lugo se apoderó del teléfono celular de Cristina y «respondió mensajes a la hija mayor de ésta, montando un teatro en el que se hacía pasar por la víctima con el objeto de siquiera levantar sospecha».
Es que Dolores, otra de las hijas de Cristina, estuvo buscando durante varios días a su madre y a su hermana porque no tenía noticias de ellas, y le escribía mensajes a su teléfono celular y recibía respuestas inverosímiles, por lo que comenzó a sospechar que algo les había pasado.
Cuando la joven le preguntó a Romero Lugo, él argumentó que Cristina se había ido a la casa de una vecina.
El acusado estuvo prófugo un par de días, en los que visitó a la madre de su hijo -a quien le llevó pañales-, a una amiga y finalmente se alojó en el domicilio de su hermana, donde fue arrestado.